Saturday, November 29, 2008

 
Parábola 8 de 69
Accerca de las vidas pasadas

Desconsolados ante la infinita crueldad del mundo, un grupo de discípulos del Chamán Chambrulé intentaba definir las acciones a seguir. Todo parecía estar en su contra, y ya varios hablaban de abandonar la senda espiritual.

Sólo Betito de Montreal permanecía incólume, con una inocente sonrisa que envidiaria el Beato Carlos. Al cabo de unos instantes, exclamó:

--No hay conflicto, ya que la culpa no es nuestra, sino del karma. Arrastramos mucha suciedad proveniente de una larga serie de vidas pasadas.

¡Así que eso era! No se podía luchar contra tal cosa, afirmaron algunos. De todas formas, había que intentar corregir lo torcido, dijeron otros. Las voces se alzaron; la discusión tomó el turbio tinte de la polémica, hasta que el barullo despertó al venerable Chamán Chambrulé. Cuando éste abrió los ojos, todas las miradas se posaron en él; todas las conciencias esperaron la luz, y no fueron defraudadas.

Al tiempo que levantaba la mano, el maestro de Zacualpan dictó sentencia divina:

--¿Karma? Ésas son mamadas. Hay que ocuparnos del presente: No tenemos ojos en la nuca, y las únicas vidas pasadas que reconozco son las pasadas de lanza. Achacar nuestra falta de humanidad a lo ocurrido en tales vidas pasadas es como intentar recoger flores con el culo.

Los discípulos así lo entendieron, y fueron felices.

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