Tuesday, January 31, 2006

 


Parábola 2 de 69
La parábola del perdón barato



Una tarde, mientras dos de sus más queridos discípulos discutían sobre la inconstancia de la virtud humana, el Chamán Chambrulé apareció de súbito enmedio de ellos. Los ojos se le llenaron de lágrimas y la inquietud lo corroía.

“Es menester contarles una historia ocurrida hace ya muchos años”, dijo. Así, el límpido río de sus palabras fluyó por la habitación donde se encontraban.

“Antaño, cuando joven, mi corazón era voluble. Corría detrás de cualquier gacela saltarina sin pensar en las consecuencias. Por consiguiente, vivía atrapado en la red de los deseos inextinguibles. Entonces fue cuando conocí a la divina Papayú, mujer sagaz, llena de luz. Desgraciadamente, su corazón ya tenía dueño, y no era yo.”

“Papayú sufría en silencio por la insignificante reacción que sus virtudes provocaban en el Maestro Stream, de quien decía ser su amada. Al ver la indiferencia del maestro hacia Papayú en la ceremonia de las libaciones del bosque chino, mi corazón dictó que debía ayudarla a sobrepasar tan duro trance. La acompañé día y noche, me convertí en su mejor amigo.”

“¡Triste error! Al cabo de tres días, sentía que un minuto sin verla era un minuto perdido. Papayú había devorado mi libertad; se la había tragado sin masticarla. La cuarta noche, al amparo de una conjunción astral favorable, y traicionando la confianza que el Maestro Stream había depositado en mí, revelé a Papayú la verdadera naturaleza de mis sentimientos.”

“Ella me miró... pasaron los segundos... y luego, sin decir nada, sonrió y se alejó, moviendo las caderas.”

“Eso fue todo, pero aún así, me sentía sucio. Corrí al lado del Maestro Stream: en un acto de sublime contrición, con ardientes lágrimas en lo ojos, confesé mi enamoramiento hacia quien decía ser su amada y pedí su perdón.”

“El benevolente maestro ni siquiera parpadeó al decirme: ‘Hijo mío, te perdono, pero será un perdón barato. Veo que te agitas sin que sople el viento; no se va a acabar el huerto porque muerdas una fruta. Por mí cómete hasta el hueso, escúpelo, y reserva tu arrepentimiento para cuando de verdad lo necesites’.”

“Desde ese día, no he olvidado la enseñanza, así que, en lugar de preocuparse por el supuesto mal que han cometido, no hagan el mal y vayan ligeros por la vida.”

“Y otra cosa: quien se acerca a la mujer deseada buscando ser su mejor amigo es como el que bebe jugo de rosas para perfumarse con sus orines”.

Y ante tal sabiduría, los discípulos callaron y comprendieron.

Comments:
Sabia reflexión y recojo la enseñanza.
Un abrazo Chamán Chambrulé
 
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